| Seis personas que habían realizado suplencias en verano han sido llamadas después de la negativa de los trabajadores de intensivos a hacerlo hasta recibir «la formación adecuada»
Mientras tanto.
Varios manifestantes piden la dimisión de la ministra de Sanidad, Ana Mato, en la entrada del hospital madrileño Carlos III, donde está ingresada la auxiliar contagiada con ébola, y el resto de casos sospechosos.
Una llamada en el móvil y una oferta: un contrato temporal para ir al Carlos III a la quinta planta para atender a los enfermos de ébola. Esta es la secuencia que desde ayer, según han desvelado a ABC miembros del personal sanitario del hospital madrileño La Paz, están viviendo quienes forman parte «de la bolsa de suplentes». Y parece que ya hay seis que han aceptado firmar un contrato de 15 días.
«A una de las personas con las que han intentado contactar no la localizaron a la primera. Devolvió la llamada unas horas después y le dijeron que ya habían localizado a otra para el puesto. Ella tenía claro que no iba a cogerlo, pero es evidente que hay quien le tiene más miedo a estar en el paro que al ébola», aseguran a este diario.
La realidad que viven los eventuales, continúan explicando a ABC, «que se pueden pasar años esperando para conseguir su plaza en una oposición, es lo que explica esta situación. Ha habido muchas presiones para que desde La Paz se fuese a reforzar al Carlos III porque los turnos, al tener que ser muy cortos por lo complejo del trabajo, consumían mucho personal. Hubo compañeros que se cogieron una baja por ansiedad porque no se han visto capaces de afrontarlo. Y ahora están llamando a los de verano de la UVI y de Urgencias para que vayan. Pero esta gente, aunque sí tiene formación, tiene poca experiencia incluso en el trato con infecciosos comunes. Le han pedido a alguno de los fijos que han pasado por el Carlos III que les enseñe a ponerse el traje cuando ellos solo se lo han puesto un día».
El nerviosismo y la inquietud de los integrantes de la Unidad de Intensivos de La Paz ha ido en aumento. Ellos son los que deben rotar al Carlos III para apoyar cuando la situación de los enfermos empeora y es necesario realizar técnicas invasivas con más frecuencia de la que el personal propio del hospital de referencia para el ébola puede asumir.
Pero la situación ha cambiado mucho desde los casos de Pajares y García Viejo. El contagio de una de las auxiliares que atendió a los dos sacerdotes ha hecho que desde La Paz se nieguen a hacerlo. «Desde el primer momento pedimos que se nos diese la formación adecuada, que alguien que de verdad supiese aplicar el protocolo nos enseñase a ponernos y quitarnos correctamente el traje. Pero todavía estamos esperando. Y eso que sabemos que los de NBQ se han ofrecido a hacerlo», dicen a ABC.
«Es nuestro deber»
Los enfermeros de Intensivos de La Paz no se niegan a atender a los enfermos, recalcan en la conversación con este diario. «Es nuestro deber, pero también es el suyo darnos la formación específica para afrontar con garantías una situación que ha demostrado ser peligrosa para los profesionales. Lo que nos han dado los de prevención de riesgos laborales, con toda su buena voluntad, no sirve porque ellos saben lo mismo, o menos, que nosotros, que al menos estamos bien entrenados para tratar a pacientes de infecciosos. Aquí tenemos enfermos de tuberculosis, de meningitis y de todo tipo de bacterias de contacto. Pero es evidente que el ébola necesita de una formación muy específica que no se nos ha dado a día de hoy».
Los técnicos auxiliares de enfermería, compañeros de la infectada, están también «alarmadísimos». Sienten pavor cada vez que entran a la habitación, pero «son profesionales y cumplen», asegura la secretaria de Organización del sindicato SAE, Isabel Lozano, informa M. Trillo.
La versión del hospital
Desde La Paz, sin embargo, aseguran que esa formación se ha dado. En un comunicado enviado a los medios por el hospital, los doctores Abelardo García de Lorenzo y Concepción Núñez, jefes de los servicios de Medicina Intensiva y de Prevención de Riesgos Laborales, aseguran que el personal «ha recibido la formación necesaria» y que incluso «han acudido al Carlos III para formarse in situ y ver a los compañeros cómo se ponen los trajes y como entran y salen de la habitación».
También aseguran que «se elaboró y difundió un documento con imágenes colocado en zonas visibles de aislamiento y urgencias». En este punto, las versiones coinciden... en parte. Porque es cierto que ha habido imágenes en lugares visibles. De hecho, los enfermeros muestran una foto de uno de ellos vestido con un equipo de protección individual. «Estamos practicando por nuestra cuenta ayudados por los compañeros que ya han pasado por el Carlos III. Mira esas fotos del fondo, son del procedimiento para ponerse y quitarse el traje, las hemos puesto para memorizar bien los pasos. Pero yo creo que esa no es la formación más adecuada para trabajar con garantías frente al ébola».
Trabajadores de la limpieza se niegan a retirar residuos en Alcorcón y el Carlos III
A. C. MADRID
No solo la incertidumbre y el miedo han surgido entre los profesionales sanitarios de La Paz. En el hospital de Alcorcón, la estancia en la que permaneció aislada Teresa Romero permanece aún sin limpiar porque el personal de la limpieza se ha negado a hacerlo hasta que se les proporcione la formación y los trajes de protección adecuados. En el Carlos III, uno de los empleados de Consenur -denuncia CC.OO.- fue sancionado el 29 de agosto con 15 días de empleo y sueldo por negarse a retirar los residuos de los fallecidos por ébola «por no existir protocolo para la retirada y transporte de dichos residuos y no estar debidamente formado para ello», dice la nota del sindicato.
Fuente:
Abc.es | | |
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